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sábado, 27 de junio de 2015

Tauromaquia

Tauromaquia... rosas que germinan entre el dolor.

El toreo puro en una expresión sagrada, es el aroma etéreo de la pasión más sincera.
Es caminar sobre brasas, en el más allá de la vida...
Es olvidar el cuerpo en un paraíso santificado... Un paraíso que sólo existe en los sueños más toreros...
La llama de muerte que arde en las astas encastadas, es el fuego del pozo del ardor que alimenta el rito,
un rito de muerte y vida, oficiado por un sumo sacerdote, vestido de luces de oro y jardín de penitencia...
La tauromaquia es seno del Arte máximo de los hombres...
Temblor doloroso que estremece corazones...
En los campos del sotobosque de España, orgullo... Toro de furia y trapío, aroma y delirio de mi tierra...
La tauromaquia es la epopeya del Arte, los sonidos de lo inmortal... de lo eterno... Alma y sangre dolientes en la rubia arena...
Así, sin complejo alguno... entrega absoluta, condensada a través del espíritu del Tauro...
Así es el Arte del hombre de oro, dolorida poesía...
La que mana de un desgarrador sentimiento de una afición grabada a hierro ardiente en lo más íntimo de nuestros recuerdos y en el alma...
La tauromaquia puede ser bucólica, alimento del espíritu...
Añeja, como sacada de un libro arcaico... y también puede ser dulce como un panal de mieles...
Puede sonar a brisa suave, con aromas de albahaca...
Puede sonar a mar, a dehesa, a mirlos de agua...
La tauromaquia puede sonar también como un hacha, fría y cortante... como cuchillo que roba un alma...
Como gélido filo que asesta un golpe al olivo de la vida...
Como el dramático manantial del que brota la sangre hermana... Puede encogerte las entrañas y oprimirte el ánimo...
Ruina suprema que arrastra dolor por los siglos...
La tauromaquia es como un nuevo amanecer, tiene toda la gracia de ese día esperado... y ese aroma de las viejas barricas de reserva, con ese poso tan antiguo...
Puede ser la frescura de un racimo de uvas al alba...
La hoja marchita del dorado otoño y la espiga verde de primavera...
¡Oh divino Arte de la humildad!
¡Serenidad cercada en caótica envoltura!
La armonía hecha carne, tú, torero...
Un viaje alucinante hacia la épica de los hombres...
Torero, en ti duerme la soledad más imperiosa... El Arte superior, el secreto de la caricia y el grito...
Bellísima tauromaquia...
¡Mi pasión!
Suaves curvas templando temporales...
Furia que se gesta en los vientres de la dehesa...
Sincera, como la mirada de un becerro...
Real cómo la herida por la que se derrama la vida...
Tauromaquia atroz... belleza de clavel herido...
Allí va con salero y garbo mi torero... Porta en su alma una pena, el peso del drama y un sueño...
Embístele con nobleza Toro de Luna de España... Que él es el Sol que ilumina tu sendero a la gloria...
¡Oh divino Toro de Esperanza!
Ignacio Lamborghini.




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